EDICIÓN DEL GENOMA HUMANO MEDIANTE CRISPR…

La fascinación del ser humano por la naturaleza es tan antigua como la historia misma de la humanidad. Los antiguos griegos, las milenarias culturas de medio oriente, China, Japón y las de las Américas; incluyendo Mayas, Aztecas, Incas y otras, dejaron plasmadas en vasijas, utensilios, textos e inscripciones en paredes y rocas sus aproximaciones al describir los entornos en que vivían. Mucho más atrás, los neandertales fueron de los primeros homínidos en mostrar tal fascinación mediante el uso de herramientas para adaptarse y transformar su entorno, e incluso llegaron a emplear en su dieta diversos alimentos con propiedades terapéuticas (1). No cabe duda que la búsqueda permanente de explicaciones a los fenómenos naturales fue impulsando la protohistoria de la ciencia, y es a través de la misma que el ser humano ha ido avanzando paulatinamente hasta hacer de ella un estudio sistemático, coherente, y construido, lo que hoy día se denomina la revolución de la ciencia (2).

Desde la elucidación de la estructura del ADN en 1953 (3 – 7) hasta los primeros años del siglo 21, el desarrollo de la tecnología ha permitido la manipulación, edición y/o alteración de las secuencias de los ácidos nucleicos, mediante el empleo de diversas enzimas (nucleasas, enzimas de restricción, etc.), así como también la síntesis in vitro, mediante la reacción en cadena de la polimerasa y otras técnicas para la clonación de fragmentos de genes, además de la secuenciación parcial y de genomas completos; técnicas que en su conjunto nos han dotado de herramientas para manipular el genoma humano y de otros organismos.

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