ERRORES FATALES COMETIDOS CONTRA LA PANDEMIA: LA HUMANIDAD ESTA EN VILO

 La solidaridad y la cooperación son las armas más poderosas para vencer el virus.

Xi Jinping
Presidente de China

Por Dr. Miguel Alfonzo (24-03-2021)

La pandemia de la COVID-19 producida por un microorganismo, el virus SARS-CoV-2, ha creado un punto de inflexión para la humanidad. Ha removido los cimientos de la sociedad moderna y toda su cosmovisión, y por supuesto, ha visibilizado las enormes contradicciones que existen en su seno. Actualmente, no se ha podido controlar la expansión de la misma, excepto por unos contados países. A pesar que la ciencia ha logrado crear vacunas para combatir al virus, aún nadie canta esperanzas y una de las razones es que se han cometido (y se siguen cometiendo) errores fatales desde el inicio de la pandemia, cuyas consecuencias fueron en su momento, impredecibles, pero ahora las estamos viendo como aquel que ve que se acerca un tsunami a su pueblo costero y tiene poco chance de lograr salvarse de la catástrofe. Pues, en este artículo hablaremos de tales errores, con la sola intención de dimensionar en su justa realidad el manejo que se le ha dado a la pandemia, altas autoridades del mundo y la sociedad por entero, y con el panorama claro, cambiar la visión y las medidas a tomar en una posible oportunidad que tiene la humanidad para superar esta gran amenaza para su supervivencia. Asimismo, veremos que todos estos errores tienen un eje transversal: el egoísmo y la falta de solidaridad del homo sapiens, que si no lo supera, tendremos pandemia de coronavirus por mucho tiempo, y si sobrevivimos, tendremos otras. 

Un hombre yace muerto en una calle de Wuhan, en China. HECTOR RETAMAL AFP

INICIO DE LA PANDEMIA

El sesgo político, la subestimación al virus y la economía por encima de la gente

Cuando se anunció el 05 de enero del 2020 por las autoridades chinas de la aparición de un presunto virus que está provocando la muerte por asfixia (neumonía) en las personas infectadas, el mundo entero lo subestimó. Efectivamente, China anunció en esa fecha que los casos desconocidos de neumonía en Wuhan no corresponden al SARS ni al MERS. Previamente, el 31 de diciembre de 2019, los primeros casos de neumonía detectados en Wuhan son reportados a la OMS. Durante este periodo, el virus es aún desconocido, pero se sabía que primeros casos ocurren entre el 12 y el 29 de diciembre, según las autoridades de salud de Wuhan.

A partir de esas fechas, el mundo, incluyendo gobernantes de ciertos países, entraron en una conducta pública xenofóbica contra los chinos, e incluso, culparon al gobierno chino de haber ocultado los casos, de no haber realizado las máximas medidas para contenerlo, o peor, de haber creado el virus en un laboratorio. Tanto así que, el ex presidente Donald Trump, el pasado mes de abril, suspende la financiación de EE.UU. a la OMS por “la mala gestión y el encubrimiento de la expansión del coronavirus» (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52289020), ocasionando un alto impacto económico a esta organización internacional, cuando más necesitaba de los recursos económicos para ejecutar las medidas epidemiológicas en el globo terráqueo. Craso error. Ya había pasado prácticamente un mes cuando el 11 de marzo, la OMS había declarado que el nuevo brote de coronavirus era una pandemia.

Decenas de personas hacen cola para realizarse pruebas de coronavirus en la localidad de en Shijiazhuang, perteneciente a la provincia de Hebei. / REUTERS

Adicionalmente, todo este contexto ocasionó que los gobiernos occidentales, principalmente, no tomaran las medidas necesarias para prepararse ante la llegada del virus a su territorio, mientras China, estaba luchando dramáticamente contra el Virus. Desde el 23 de enero, el gigante asiático había puesto en marcha las medidas más drásticas de la historia para frenar el avance del coronavirus, y ha logrado su objetivo. La ciudad de Wuhan, epicentro de la pandemia, que ahora tiene a medio mundo en cuarentena, sufrió un cierre de toda la actividad empresarial no esencial, se paró el transporte público y se ordenó el confinamiento de sus once millones de residentes, una medida que se extendió rápido a los 60 millones de habitantes de la provincia de Hubei.

Mientras que la pandemia se extendía por todo el globo terráqueo, surge un nuevo elemento que complicó mucho más el escenario mundial. Me refiero a la xenofobia contra el pueblo chino, efectos de la retórica de la extrema derecha que culpó a los asiáticos por la pandemia de COVID-19. Un discurso del que se acusó de formar parte durante su mandato al expresidente Donald Trump con sus recurrentes menciones al «virus chino». Solamente entre marzo y diciembre de 2020, en EE.UU. se reportaron 2.808 denuncias sobre este tipo de ataques, de los cuales 8,7% involucraron agresiones físicas y 71% supuso acoso verbal, según datos de la organización Stop AAPI Hate (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56465403).

Pero, según mis criterios, el error más grave que se cometió y que se sigue cometiendo en el orbe es colocar los intereses del gran capital, de la economía de mercado, por encima de la vida, de la gente. Al inicio de la pandemia, se pudo visualizar claramente que se había presentado dos estrategias para combatirla, las cuales presentan fuertes divergencias en su concepto científico, que, si alguna de ella es errónea, iba a ocasionar enormes pérdidas humanas en la población del país que la adopte, y que el tiempo les dio certeza a estas afirmaciones.

Donald Trump pide a la ONU «responsabilizar a China por sus acciones» respecto a la pandemia EL MUNDO (Vídeo) // EFE (Foto)

Un grupo de países optaron por tomar medidas drásticas de “aislamiento social” o “cuarentena colectiva”, tal como lo hizo China, Singapur, poco después Venezuela, mientras que otros países, principalmente Inglaterra, Brasil, EE.UU, entre otros, tomaron la opción de permitir que el virus infectara a las personas de bajo riesgo, confiando en la adquisición de la inmunidad de la población, y así supuestamente reducir el estrés en los servicios de salud y no afectar significativamente la economía del país. Otro craso error. No es por azar que los últimos países, principalmente EE. UU y Brasil, son actualmente los epicentros de la pandemia, cuyos números de casos de infectados y de muerte baten récord cada día. No pudieron aplanar la famosa curva de infección en su población, presentando una curva exponencial, saturando así sus sistemas de salud, sólo por no haber tomado a tiempo las medidas drásticas que había resultado en otros países, no copiaron el ejemplo.

Hemos sido testigos de cómo se ha confirmado, de forma clara y contundente, las sospechas que teníamos que los gobiernos de algunos países representan mucho más los intereses económicos de poderosos grupos corporativos que los intereses de los pueblos que los eligieron. Estos gobiernos han tomado decisiones políticas durante la pandemia, incluso, contrarias a las recomendaciones de sus asesores científicos, colocando la economía por encima de los intereses colectivos, el principal: la vida.

EL SURGIMIENTO DE LA VACUNA CONTRA SARS-CoV-2: INJUSTICIA GLOBAL

La vacuna rusa vetada y ahora demandada

Cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, sorprendió al mundo al anunciar el pasado 11 de agosto que su país había registrado una vacuna contra el coronavirus, convirtiéndose en la primera vacuna registrada en el globo terráqueo, la prensa internacional y políticos de gobiernos occidentales no dudaron en manifestar un desprecio sistemático contra la vacuna, argumentando que no existían ningún tipo de evidencias ni publicación que le dieran fortaleza científica. Otro grave error.

El presidente Putin ha estado en plena comunicación con los descubridores rusos, creadores de la citada vacuna, durante todo el desarrollo de los ensayos, y con una excelente estrategia comunicacional, que sorprende al mundo.

Sin embargo, a las pocas semanas surge la primera publicación (Lagunov y col. The Lancet. Published online September 4, 2020 https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)31866-3), en donde se muestran los resultados de las fases I y II de la vacuna rusa, los cuales fueron explicados en un artículo propio (Alfonzo, M. Los Ojos de la Ciencia. 2020. n° 9, 30 – 37). Resumidamente, en esa oportunidad, se explicaba que la Sputnik V (Gam-COVID-Vac) es una vacuna de vector combinado, basada en rAd tipo 26 (rAd26) y rAd tipo 5 (rAd5), ambos portadores del gen de la glicoproteína S de longitud completa del SARS-CoV-2 (rAd26-S y rAd5 -S). Las rAd26-S y rAd5-S se administraron por vía intramuscular por separado con un intervalo de 21 días. Los resultados mostraron que la vacuna fue bien tolerada y altamente inmunogénica en participantes sanos. Como resultado, la vacuna candidata fue aprobada provisionalmente en Rusia de acuerdo con la legislación nacional. Dicho registro permite utilizar la vacuna en grupos de alto riesgo, con farmacovigilancia mejorada, mientras se realiza un estudio de eficacia poscomercialización.

En ese momento, hubo un corto silencio en los medios, pero no tardaron en volver atacar con dos estrategias: por una parte, impulsar a las vacunas “occidentales”, subestimando algunos resultados adversos y graves de algunas de ellas, y, por otra parte, ocultando el progreso de la vacuna rusa en su aplicación en la población y manifestando que no se habían realizado los estudios de la fase III.

Ello ha contribuido decisivamente a rebajar el clamor crítico contra el fármaco desarrollado en Moscú, y ha puesto en evidencia, retrospectivamente, la innecesaria difamación mediática y el alarmismo informativo que cundió como reacción primaria de Occidente ante una propuesta rusa para atajar una crisis sanitaria que nos afecta a todos (destacado por el suscrito). Mucho más se fortaleció la confianza a la vacuna rusa cuando el gobierno ruso anunció el 02 de febrero que ya fueron publicados los resultados de la Fase III de la vacuna en la prestigiosa revista científica The Lancet (Lagunov y col. The Lancet. 2021), arrojando logros esperanzadores de la eficacia de la misma.

La distribución mundial de las vacunas contra la COVID-19: El egoísmo en su efervescencia
Otro grave error ha sido la distribución desigual de las nuevas vacunas que han sido creadas a lo largo de la pandemia para combatir a la pandemia. Tras más de un año de la misma y cerca de cuatro meses después de que Europa comenzara a aprobar las primeras vacunas contra el COVID-19, la mayor dificultad para acabar la emergencia sanitaria en todo el planeta se centra en la desigualdad para la obtención de los antídotos. Tan evidente es esta situación que el mismo Director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recientemente (23 de marzo de 2021) denunció la desigualdad «grotesca» en la distribución de vacunas (https://www.france24.com/es/europa/20210322-covid19-pandemia-coronavirus-oms).

«Tengo que ser franco. El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de ese fracaso se pagará en vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo», dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud.

En este orden de ideas, el pasado mes de enero, el director general de la OMS critica la actitud «egoísta» de los países más ricos frente a las vacunas contra la COVID-19 y la avaricia de las farmacéuticas, que prefieren obtener licencias en países ricos, donde obtienen más beneficios, a enviar dossiers para una aprobación mundial en el seno de la Organización Mundial de la Salud.

Durante un discurso ante el comité ejecutivo de la OMS que se reunió en ese mes -de forma virtual por la pandemia- el jefe de la OMS ha advertido que el mundo se enfrenta a un «fracaso moral catastrófico» si, como hasta ahora, los países ricos acaparan el suministro de vacunas contra el nuevo coronavirus en detrimento de los países pobres. «Tengo que ser franco. El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de ese fracaso se pagará en vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo», dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud.

Convencido de que la promesa de un acceso mundial equitativo a las vacunas contra el coronavirus está ahora en peligro, el jefe de la OMS señaló que ya se habían administrado 39 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus en al menos 49 países ricos.

Al mismo tiempo, «sólo se han administrado 25 dosis en uno de los países de más bajos ingresos. No 25 millones, no 25.000, sólo 25», se lamentó (https://es.euronews.com/2021/01/18/la-oms-advierte-de-un-fracaso-moral-catastrofico-por-la-falta-de-acceso-a-vacunas-en-paise).

«Las vacunas son la inyección en el brazo que todos necesitamos, literal y figuradamente», dijo Tedros. «Pero ahora nos enfrentamos al peligro real de que incluso cuando las vacunas traen esperanza a algunos, se convierten en otro ladrillo en el muro de la desigualdad entre los mundos de los que tienen y los que no tienen».

«La situación se ve agravada por el hecho de que la mayoría de los fabricantes han dado prioridad a la aprobación normativa en los países ricos, donde los beneficios son mayores, en lugar de presentar expedientes completos a la OMS», dijo.

«Este enfoque egoísta no sólo pone en peligro a los más pobres y vulnerables del mundo, sino que también está condenado al fracaso», advirtió. «Estas acciones sólo prolongarán la pandemia y nuestro sufrimiento, así como las restricciones necesarias para contenerla», dijo el Sr. Tedros.

Las Ciencias Sociales, la cenicienta en la pandemia

Finalmente, en una reciente fecha, sale una publicación en la prestigiosa revista Nature que plantea que para combatir la pandemia y recuperarnos de los graves efectos por la misma, la ciencia “dura” no es suficiente, sino que se requiere de las Ciencias Sociales (https://www.nature.com/articles/d41586-021-00731-7). El autor (Hetan Shah) expresa que “los gobiernos han buscado el asesoramiento de expertos desde el comienzo de la pandemia, pero esa experiencia solía provenir de personas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), a pesar de que quedó claro desde el principio que el comportamiento humano, las motivaciones y la cultura eran clave para una respuesta eficaz. Hay más de 80 personas que se han sentado en el Grupo Asesor Científico para Emergencias del Reino Unido, pero solo se incluye una gama limitada de científicos sociales y una sola persona que representa las humanidades”.

Asimismo, el artículo expone que, este enfoque debe cambiar. Da énfasis a que la ciencia nos dio vacunas, pero las disciplinas SHAPE (ciencias sociales, humanidades y artes para las personas y la economía) nos ayudan a llegar a realidades sociales, como la indecisión ante las vacunas. La percepción de la humanidad es más sólida cuando STEM y SHAPE se unen. En enero del año pasado, sin saber cómo se desarrollaría 2020, Shah escribió: «Las epidemias son fenómenos tanto sociales como biológicos». Adicionalmente, resalta que una vez que llegó el COVID-19, los gobiernos tardaron en abogar por las máscaras faciales, incluso cuando muchos científicos sociales, médicos e investigadores de salud pública las defendieron. Parte de la razón fue que los responsables de la formulación de políticas se centraron demasiado en la evidencia de los ensayos controlados aleatorios, en lugar de la evidencia observacional y cualitativa en la que están inmersas las ciencias sociales. Termina diciendo: “Y si los gobiernos se hubieran creado para escuchar los consejos de los historiadores, podrían habernos ayudado para pensar en lo que funcionó en pandemias pasadas”.

En conclusión, la respuesta definitiva a la crisis de salud hasta ahora dada, no es suficiente. Se está creando una atmósfera mundial de impotencia y frustración ante tantos esfuerzos y aún hay sectores de la población y gobernantes que no creen en el virus, subestiman los riesgos, colocan por encima la visión de mercado y corren el riesgo de quedarse sin energía y visión para responder a los desafíos sociales que ha planteado la pandemia. Vivimos en la década del COVID-19. Necesitamos usar datos y evidencia de las disciplinas SHAPE para responder adecuadamente, y lo más importante de todo, la esencia de este artículo, es que debemos ejercer la solidaridad con el prójimo, con los países pobres, con todos, porque el virus nos está dando una enorme lección: no nos vamos a salvar solos.

Quiero dejarle una canción de Silvio Rodríguez, cuya letra poética y hermosa, tiene parte de la solución para nuestros males actuales y futuros, especialmente cuando dice en su letra:

Seamos un tilín mejores
Y mucho menos egoístas
Seamos un tilín mejores
Y mucho menos egoístas

Me refiero a «Cita con Angeles»

 

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