ENTREVISTA AL Dr. LUIS GASLONDE

Es responsabilidad de todos brindar una vida más feliz a nuestros adultos mayores

Por Lic. Noel Briceño Ríos
Fotografía : Luis Zulueta

Para el Médico Geriatra, Especialista en Medicina Interna, profesor asociado y ex director de la Escuela de Medicina José María Vargas, ex director de postgrado y toda una vida entre la academia y el Hospital Vargas, la etapa de la vida que llamamos “los años dorados” debería ser la más digna y plena para el ser humano. En su consulta el lema es “paciencia y amor”.

Doctor Gaslonde, según su percepción y su práctica médica, ¿en qué consiste la vejez? ¿Qué consiste llegar a esa edad que decimos tercera edad y al umbral ya de los últimos momentos de vida?
Sí, bueno, la vejez, el adulto mayor en Venezuela se define como para ellos los mayores de 60 años, para ellas mayores de 55. En otra parte del mundo es más de 65 años, pero nosotros tenemos ese nivel.

Es una etapa de la vida que varía según la autonomía que tenga la persona. Si la persona es autónoma, se viste, se baña, prepara su comida, come, tiene relaciones familiares y sociales, desde el punto de vista incluso ético, no es un viejo, sencillamente está en otra fase de su vida. Ahora, sí notamos que cuando la persona pierde sus facultades, tiene sus limitaciones, tanto funcionales para valerse por sí mismo, para interactuar familiarmente o socialmente, ya probablemente está en jubilación, que eso causa un cambio en la vida de los pacientes.

Y cada vez se hace más dependiente del cuidado, del entorno familiar y social. Pero es una etapa más de la vida en que puede tener también sus años de plenitud. Pero eso es responsabilidad de todos.

Porque lamentablemente en nuestra sociedad que exalta a los jóvenes, se asocia a los jóvenes con la salud, con la belleza, con el bienestar. Y más bien, hay cierto rechazo al adulto mayor.

También es así que a veces cuando lo quieren insultar, cuando les dicen, ¡viejo!, de forma peyorativa, se descalifica al adulto mayor. Cuando uno ve en otras partes del mundo, más bien se venera al adulto mayor, por su aporte que ha hecho en la sociedad y por su sabiduría y experiencia.

¿Eso tiene que ver esencialmente con la composición demográfica de nuestro país, comparado, por ejemplo, con Europa?
Sí, sin duda, ese es un buen punto. Tenemos una población joven, no como en otras partes del mundo, como señala, Francia, Japón, que tienen poblaciones de edad avanzada. En las pirámides de población, nosotros aún tenemos la base ancha y está cambiando, el vértice se está ensanchando. Hace 20 años, por ejemplo, 5 o 6 % de nuestra población era de mayor de 60 años. Las proyecciones dicen que para 2030, 2040, crecerá 15 % ese vértice en la pirámide. O sea que cada vez más vamos a envejecer los venezolanos. Eso tiene que ver con el control de enfermedades crónicas, con todas las condiciones de vida que se procura ya de la familia aquí o la familia en el exterior, y mejorar la calidad de vida del adulto mayor con todas las deficiencias que tenemos.

Pero es cierto, en una sociedad joven, entonces, donde la gran mayoría de la población es joven, se exalta y se tiene como valor la juventud. Tan es así que, por ejemplo, en un municipio de Caracas, una casa del adulto mayor la llaman la juventud prolongada, dándole un valor a la juventud, a mí me gustaría llamarla la vejez feliz, más bien. Porque no se pueden negar los cambios. Ocurren cambios en todos los sentidos. Empieza la presbicia, los efectos de audición, las limitaciones funcionales, la función cardíaca, pulmonar, hepática y renal no es igual. Ocurren cambios y depende de las reservas que cada adulto mayor tenga para afrontar o no estos cambios.

Y por supuesto el anciano es más susceptible a enfermedades infecciosas, la presión arterial, el cáncer, las limitaciones articulares, neurológicas. Hay enfermedades que tienen mayor incidencia en el adulto mayor. Y entonces esto hace que lamentablemente a veces no proporcionemos la felicidad que merecen nuestros adultos mayores.

En nuestra consulta del adulto mayor, que comenzamos en el 2008 aquí en el hospital, los martes en la tarde, para hacerle promoción, aquí mismo, en esta consulta el lema es paciencia y amor.

Amor al adulto mayor y la paciencia que hay que tener por las limitaciones que van ocurriendo, que eso no impide que desarrollen aún su potencial creador, su aporte social, que ese se limita con la jubilación. De hecho uno ve que cada vez más hay adultos mayores que toman emprendimientos, procuran como medio de vida y como seguir aportando, sintiéndose útiles en la sociedad. Y eso por supuesto tenemos que propiciarlo.

¿Usted considera que esa falta de atención al adulto mayor sea consecuencia de la falta de una política coherente en el tema?
Sin duda, y eso ha sido así para no darle un sesgo político, desde la Cuarta República. Las pensiones de vejez nunca han sido suficientes para una vida digna. Los sitios de reclusión, por ejemplo, bueno, desaparecieron. INAGER, que tenía el geriátrico en Caricuao, después pasó a manos de INASS, y bueno, ya no se ofrece, o sea, no ha habido una inversión en mejorar la calidad de vida, como política de Estado, hacia el adulto mayor.

Y también en el aprendizaje, en la formación de médicos del área, en esa especialidad…

Bueno, justamente yo fui durante seis años director de la Comisión de Estudios Postgrados de la UCV, y lamentable y dolorosamente tuvimos que suspender el programa de Geriatría y Gerontología porque no teníamos aspirantes.

En ese momento, 2009 a 2015, teníamos aún en INAGER, teníamos un programa de formación especializada en Geriatría y Gerontología, con planta física, docentes, un programa elaborado y no teníamos aspirantes. De hecho, por la Universidad de Ciencias de Salud, pertenecí a un grupo que elaboró un programa, en el contexto de los programas de formación nacional avanzada de la Universidad de Ciencias de la Salud, y este año tuvimos el primer aspirante y residente de otra nacionalidad, que por supuesto nuestro deber es formar recursos humanos en esa especialidad, pero no tenemos aspirantes.

El tema del adulto mayor no crea sensibilidad en nuestros estudiantes de postgrado. Las tendencias de especialidades médicas, quirúrgicas, que son las más atractivas, porque también tienen mayor éxito en el mercado laboral de trabajo, pero el adulto mayor y la población psiquiátrica, son los más abandonados probablemente en nuestro programa de salud, tanto de atención médica como en formación de recursos humanos. Se han cerrado sedes, que eran sedes de la Facultad de Medicina de la UCV, que dictaban también el posgrado de psiquiatría. Esas son las áreas más débiles en nuestra formación y atención médica.

¿Usted está de acuerdo con el planteamiento que hace el actual decano, que es tratar de recuperar esa área, esa sensibilidad, hacia la formación de profesionales que puedan seguir aportando y no dejar ese vacío?
Sin duda. Y el vacío que lo hay. Otro aspecto del tema es que también teníamos casas de cuidados para adultos mayores, que eran financiados por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, y eso ya también ha ido en disminución. Y otro fenómeno que a veces tengo pacientes, que me piden entrar a una casa hogar, que les haga el informe, porque están solos en sus casas. La soledad. La soledad, por diferentes motivos. Es un motivo de tristeza, de depresión en el adulto mayor.

En el momento que entramos a su consultorio vemos una cantidad importante de adultos mayores buscando atención médica para sus enfermedades ¿tiene que ver por falta de alguna política coherente o falta de la gestión universitaria en todas las escuelas de medicina?, ¿esa falta de sensibilidad también hace que esa desatención se vea reflejada en la búsqueda en los hospitales públicos?
Cuando creamos la consulta del adulto mayor en el 2008-2009, la justificamos porque justamente el 30 % de los ingresos de emergencias quirúrgicas, de cirugía, traumatología, de hospitalización en medicina interna y la consulta externa, eran adultos mayores de 60 años. Entonces pretendíamos tener una consulta con un trato preferencial al adulto mayor y tener referencias a diferentes especialidades, claro, con las limitaciones, por ejemplo: todo adulto mayor tiene que tener las vacunas para influenza estacional y neumococos, neumodos. Hablo con infectología y no tiene las vacunas.

Quizás en la población pediátrica sí se dispone de vacunas porque es parte de la asistencia del niño, la inmunización, pero también el adulto mayor necesita sus vacunas y sobre todo para prevenir neumonía, que es una causa frecuente de muerte en el adulto mayor. Y casi todo adulto mayor tiene algún problema articular, alguna limitación funcional. Los servicios de rehabilitación y fisioterapia, que tenían consultas directas, fueron mermando. Y así en todos los servicios, o sea, no se facilita la consulta y la asistencia del adulto mayor con el trato preferencial que merecen.

A su criterio, ¿cuáles serían las causas principales de enfermedades, de sucesos o de eventos médicos que sufre el adulto mayor?
Bueno, la primera causa de mortalidad siempre sigue siendo cardiovascular, infarto de miocardio, cardiopatía isquémica o los síndromes coronarios que llamamos. Después están los eventos también infecciosos, neumonía, sepsis, a veces de una enterocolitis, de un cuadro diarreico o de una infección colorectal. En el caso urinario, el adulto mayor hace una sepsis de punto de partida intestinal o urinario poniendo en riesgo su vida.

Los eventos cerebrovasculares también son frecuentes. En el adulto mayor, la mayor incidencia es cáncer, sin duda. Por eso la pesquisa, por ejemplo, del cáncer de colon. Todos deberíamos hacernos una colonoscopia cada cinco años tratando de diagnosticar lesiones premalignas y tratarlas a tiempo. Pero este es con un servicio que tiene un solo colonoscopio hacer pesquisa a una población mayor de pacientes es difícil. El cáncer de pulmón en los fumadores también es frecuente, lamentablemente.

La cultura preventiva, hemos fallado en difundir las complicaciones crónicas del tabaquismo y también las enfermedades crónicas. De hecho, la mayoría de los centros de salud tienen, por ejemplo, pacientes con infarto, con eventos cerebrovasculares, con falla renal. Son pacientes hipertensos o diabéticos.

Enfermedades diagnosticables y controlables. De tal manera que justamente por nuestra falla en la atención de estas enfermedades en cuanto a diagnóstico y control es que ocurren sus complicaciones crónicas. Algunas de ellas llevando a la muerte del paciente.

¿Considera que en la atención del adulto mayor debería ya prevalecer la medicina preventiva?
Sí, aún. Porque para uno es una paradoja y aquí viene un mito. Cuando viene un paciente mayor de 77 años se dice “bueno, ya vivió”. La expectativa de vida al nacer del venezolano de 77 años. Pero un venezolano que llega a 75 años ya su expectativa no es dos años más, es diez años más. Es llegar a los 85. Y si llega a los 85, su expectativa probablemente sea tres, cinco años más. Y si llega a los 90, su expectativa es uno, dos años más. O sea que la expectativa de vida en la medida que se controlan las enfermedades crónicas y se mejora la calidad de vida del adulto mayor, esa expectativa crece y debe prolongar su vida. No solamente en años, sino también en calidad de vida. Que es importante.

Y de tal manera que para esta población aún podemos hacer prevención, aún podemos vacunarla, aún podemos hacer pesquisa de cáncer. De cáncer de colon, después de los 50 años, cada cinco años. También hay un límite de la pesquisa, porque la pesquisa tiene como finalidad hacer un diagnóstico precoz para cambiar la expectativa de vida del paciente. En su fase no clínica, sin manifestaciones, en su fase que llamamos silente, ahí se hace la pesquisa. Y entonces, después de los 75 años, ya no se hace pesquisa de cáncer de mama ni de cuello uterino porque probablemente la causa de fallecimiento sea otra. Sí para el cáncer de colon porque definitivamente diagnosticar pólipos, adenomas, vellosos, lesiones premalignas, sí cambia la expectativa de vida y prolonga, por supuesto, la vida y la calidad de vida del paciente que lo padezca. Al igual que el cáncer de próstata. En la pesquisa de próstata es exploración rectal, que a veces hay alguna resistencia a esto, el examen de antígeno prostático anual, porque definitivamente diagnosticar un cáncer de próstata es darle años al adulto mayor y también calidad de vida. En esencia podemos hacer prevención aún en la tercera edad.

Un vacío que genera la migración

¿Usted considera que la falta de estudiantes de posgrado tenga que ver también con que muchos médicos han abandonado el país? ¿También no cree que eso pueda incidir en la prestación del servicio médico aquí, en un país donde hay tanta necesidad de atención médica al adulto mayor?
Sí, realmente el problema es multifactorial. La migración de médicos sí es importante. Hay explicaciones para esto. Y probablemente si nosotros tuviéramos también mejor capacidad instalada en las universidades y en los hospitales, mejores sueldos para los residentes, mejoras que ofrecerles…En mi tiempo nosotros comíamos en el hospital y mis once mil bolívares me alcanzaban para mi apartamentico alquilado, yo he comprado mis libros, yo he comprado un libro de todas las especialidades y esa situación cambió. Por supuesto, yo soy de los que piensan que uno debe retribuir al país lo que el país le ha dado. Y si el país nos dio una profesión como la medicina, ojalá podamos retribuir eso al país. Sirviendo como médicos rurales al comienzo, o en un internado y después haciendo un posgrado y servir a nuestra gente.

Pero entiendo que algunos en su proyecto de vida, las condiciones actuales ya no llenan sus expectativas. Claro, es una responsabilidad, un compromiso. Yo cuando estaba en la dirección de posgrado, en todos mis discursos, lo primero que decía era “quédense”. Porque sin duda eso redunda en la calidad de atención que estamos brindando.

Y hay posgrados que no tienen aspirantes, particularmente los posgrados médicos. Por ejemplo, si hay 100 cargos para medicina interna, en el segundo llamado quizás tenemos los cargos por sede hospitalaria.

Pediatría tiene 110 cargos y concursaban y quedaban 30, 60 médicos. Porque también hay que reconocer que en una sociedad de consumo, en que hay ciertos valores, por supuesto son más atractivas las especialidades quirúrgicas. Y también, claro, porque se considera que resuelve, que curan al paciente y que requiere de esas habilidades y destrezas.

Pero incluso yo diría que antes de la situación migratoria actual, me refiero, también había esas tendencias.
Los posgrados quirúrgicos eran mucho más atractivos, había mucho más aspirantes. Cirugía que tenía 60 cargos, había 200, 300 aspirantes que quedaban de suplentes. Y las subespecialidades quirúrgicas son muy rentables. Otorrino, oftalmología, cirugía oncológica, urología, neurocirugía, siempre son muy atractivas porque también tienen mayores ingresos y probablemente a los que tengan mayores aspiraciones de una vida digna, sencillamente se ve que la puede realizar en una de estas especialidades.

El alto costo de la medicina privada

¿En el ejercicio privado de la medicina también hay deficiencia en el personal sanitario? ¿Considera que el costo de la medicina privada hace que los hospitales del Estado, los públicos, estén abarrotados de pacientes de la tercera edad?
Sí. Nosotros ahora, por ejemplo, estamos viendo pacientes de sectores clase media, de La Candelaria, El Recreo, que antes tenían acceso a la medicina privada, que es tan costosa y para la población que estamos hablando, el adulto mayor, ya muchos no están amparados por seguros médicos. Y entonces les queda la alternativa del hospital. En lo personal considero que mi compromiso es con los pacientes de allá y de acá, por eso estoy aquí. Ya yo soy jubilable, tanto por la universidad como por el hospital. Pero considero que mientras pueda servir, aquí estamos.

Ahora, sin duda, la medicina privada también adolece de personal.

Por ejemplo, en enfermería el déficit es generalizado, no solamente en medicina, sino en todo el personal que tiene que ver con la salud también, que ha migrado. Y claro, es una responsabilidad, porque el migrar implica que uno deja de asistir, a su gente, a su país.

Y tienes que homologarte en el sistema sanitario de otro país. Bueno, y yo no juzgo, entre otras cosas, porque mis hijos migraron, y lo entiendo.

Pero como me hubiera gustado que se hubieran quedado haciendo su vida en el país.

¿Se puede rescatar la vida digna del adulto mayor? ¿Se pueden se pueden aportar políticas para que el adulto mayor que está en crecimiento en este país pueda realizar una vida plena hasta el fin de su vida?
Sin duda. Y es multifactorial, empezando por la pensión de vejez, no puede ser 130 bolívares. Entonces, con una pensión de vejez digna que le permita adquirir lo que necesita: alimentación y sus medicamentos. Hice una encuesta en la unidad de diabetes, yo ví 100 diabéticos mensuales en dos años y solo el 3 % de los pacientes diabéticos, entre ellos adultos mayores, porque hay una diabetes que comienza tardíamente en la vida, solo el 3 % comían macronutrientes, carne, pollo, pescado.

Los demás comían harinas, lo que estaba disponible, harinas. En el suministro que recibían a través de la caja o bolsas, claro. Y en otros sectores también uno lo ve, que cada vez se ha ido malnutriendo al adulto mayor.

Por otro lado, tenemos sociedades que se organizan. Aquí afortunadamente hay 8 clubes de abuelos, yo asistía y daba charlas de salud. Y siempre era gratificante ver la asistencia de los adultos en actividades de recreación, entretenimiento, diversión. De adultos que hacían compartir, cada uno ponía algo. Y era muy gratificante ver cómo estaban felices en esas áreas. Fomentar la creación de clubes de adultos, dotarlos también de recursos para que puedan servir. Fomentar los paseos y actividades recreativas y deportivas.

Definitivamente, caminar crea una mayor calidad de vida e incluso disminuye la mortalidad. El adulto mayor que camina se muere menos que el que no camina, que es sedentario, está postrado en su cama, sin duda. Entonces, si invertimos en actividades sociales, si invertimos en cultura, que es un aspecto importante, música, teatro, incluso, espectáculos que se ofrezcan a ese sector de nuestra población, que va a ir en aumento, probablemente sí haga que los años sean años dorados. Si le damos salud, nutrición, actividades deportivas, y por qué no, aprendizaje. Está demostrado que el adulto mayor que aprende un instrumento, un idioma, cualquier arte, cocina, retarda su deterioro psico-orgánico, retarda la aparición de demencias, mal llamadas seniles, que realmente son ovaculares o tipo Alzheimer, o mixtas. Eso está demostrado.

Entonces sí se puede, pero eso no depende sólo del Estado. También depende de la empresa privada. Las jubilaciones tampoco de la empresa privada son suficientes para una vida digna. Depende de las familias, depende de los cuidadores. Por eso yo digo, es responsabilidad de todos brindar una vida más feliz a nuestros adultos mayores.

Contact Us