¿Por qué los días parecen más cortos a medida que envejecemos? La ciencia responde

¿Por qué siente que el tiempo pasa más rápido a medida que envejecemos? ¿Cuál es la base física de la impresión de que algunos días son más lentos que otros? ¿Por qué tendemos a centrarnos en lo inusual (la sorpresa), no en lo siempre presente?  Parte de las respuestas fueron publicadas en la revista European Review, Este artículo desvela la base física de estas observaciones comunes. La razón es que el «tiempo de reloj» medible no es el mismo que el tiempo percibido por la mente humana. El ‘tiempo de la mente’ es una secuencia de imágenes, es decir, reflejos de la naturaleza que se alimentan de estímulos de órganos sensoriales. La velocidad a la que se perciben los cambios en las imágenes mentales disminuye con la edad, debido a varias características físicas que cambian con la edad: frecuencia sacádica, tamaño corporal, degradación de las vías, etc.

Adrian Bejan, un científico de la Universidad Duke en Estados Unidos, afirma haber descubierto la razón del por qué el tiempo durante la niñez y juventud parece tener más duración que en la etapa de la madurez.

De acuerdo a la investigación, esto se debe a que con el paso de los años disminuye la velocidad con la que procesamos las imágenes. Según el experto, la física se encuentra detrás de este fenómeno de percepción del tiempo, y así lo explica:

«A menudo las personas se asombran de lo mucho que recuerdan los días que parecían durar para siempre durante su juventud. Y no es que sus vivencias resultaran más profundas o más importantes, sino que en ese momento se procesaban con mayor rapidez«.

Destaca el doctor Bejan que las transformaciones físicas experimentadas por los nervios y las neuronas a medida que envejecen las personas juegan un papel fundamental en la percepción del tiempo.

Estas redes de nervios y neuronas se desarrollan, creciendo y volviéndose más complejas, por lo que las señales deben recorrer cada vez caminos más extensos para llegar al cerebro. Adicionalmente, cuando estos canales comienzan a hacerse viejos y a entrar en un proceso de degradación, el flujo de señales eléctricas va adquiriendo una mayor resistencia.

Con el envejecimiento se reduce la velocidad de procesamiento de las imágenes en la mente, señala el científico. El movimiento de los ojos de los niños es más frecuente que el de los adultos, por lo que adquieren mayor información y procesan las imágenes con más rapidez. Por otra parte, los adultos perciben que el tiempo transcurre más rápido porque observan una menor cantidad de nuevas imágenes durante períodos iguales. El autor lo resume con la siguiente frase:

«En la juventud los días parecían durar más, porque la mente joven recibe más imágenes durante un día que la misma mente en la madurez«.

 

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